jueves, 14 de marzo de 2024

El eslabón perdido de la Mano de Dios

La historia se ha repetido hasta el infinito: después de vencer a Uruguay con una camiseta azul, el entrenador Carlos Bilardo le pidió a los empleados de la Asociación del Fútbol Argentino que le demandaran al proveedor Le Coq Sportif un modelo de casacas más livianas, similares a las celestes y blancas que usaron en la primera ronda, porque había notado que sus jugadores se "distraían" acomodándose el cuello y las mangas de estas prendas más pesadas. Contra Inglaterra, por los cuartos de final, no podía volver a suceder, ya que en la reunión técnica de FIFA se determinó que los ingleses jugaran de blanco y Argentina nuevamente de azul.

La respuesta de la compañía francesa fue terminante: en tres días no podían confeccionar y enviar a México nuevas camisetas de tela llamada Air-Tech, con pequeños agujeritos que ayudaban a evacuar el sudor, tornándose más livianas bajo el agobiante sol del mediodía del verano mexicano. Bilardo, cerrado en su negativa a volver a usar las que ya tenían, le ordenó a Rubén Moschella que fuera a comprar otras con una consigna clara: "que sean menos pesadas".

El eficiente empleado administrativo de la AFA chocó con varios condicionantes: no podían ser camisetas cualquiera, tenían que ser de la marca Le Coq Sportif, de color azul, livianas y encima contaba apenas con dos días para recorrer en un taxi todas las tiendas de la zona sur de la capital mexicana.

Tras varias visitas infructuosas, finalmente en uno de los comercios tenían dos modelos de Le Coq, de manufactura local. Le rogó al dueño que no las vendiera, que lo esperara, y volvió con una de cada una hacia la concentración en Coapa, para que Bilardo decidiera cuál comprar. Al mostrárselas, el DT se enloqueció: no le convencía ninguna. Junto a su ayudante Carlos Pachamé y el utilero Rubén Tito Benrós, discutían sobre la calidad de las prendas conseguidas. Pero Moschella, que transpiraba de los nervios, tuvo un golpe de suerte: pasó Diego Maradona y comentó que uno de los modelos le gustaba, la más brillosa de las dos. Tan apegado a las cábalas, Bilardo no necesitó escuchar ninguna opinión más. Otro taxi por la calzada de Tlalpan hacia el norte, a buscar las playeras. El vendedor tenía 29, Moschella las compró todas y volvió al bunker del Club América con la tarea cumplida. 

Claro, las camisetas eran genéricas, de menor calidad, y no tenían números ni el escudo de la AFA. Allí entraron en acción las empleadas del club: contrarreloj descosieron los escudos de las casacas de entrenamiento y con tres puntadas se los pusieron a estas nuevas prendas. El utilero del América aportó los números plateados, de los que se usan en el football americano. Había más camisetas que jugadores, así que algunos tuvieron un doble equipamiento.

Con esas camisetas improvisadas sobre la hora, Argentina venció a Inglaterra con los dos goles más inolvidables de Maradona. Diego se quedó con la que usó en el primer tiempo y la del complemento la intercambió con Steve Hodge, último jugador en tocar la pelota antes de La Mano de Dios

Hodge la guardó por décadas como una reliquia en su hogar, hasta que treinta años después de aquel partido se animó a cederla al National Football Museum, en Manchester. Allí se exhibió hasta que aceptó subastarla en 2022: la AFA junto al museo Legends pujó por la joya máxima pero no pudo igualar la oferta del emir qatarí Tamin bin Hamad Al Thani, quien se la quedó a cambio de casi 9 millones de dólares. Hoy esa camiseta forma parte del 3-2-1 Qatar Olympic and Sports Museum.

Hasta aquí, la historia conocida de las camisetas azules que eran tan poco comunes para la selección argentina (en los Mundiales solamente había usado ese color en 1962, contra Inglaterra, justamente).

Si la camiseta de la Mano de Dios y el mejor gol de la historia de la Copa del Mundo tiene un precedente en la casaca azul usada seis días antes frente a Uruguay. La consagración de México '86 había comenzado con otra camiseta azul maradoniana, el eslabón perdido de esta historia. Vale retroceder hasta la previa de la eliminatorias.

Después de la salida del Mundial España 1982, Bilardo reemplazó a César Luis Menotti al frente del seleccionado argentino. El nuevo entrenador sabía del valor incomparable de Maradona, que por entonces jugaba en el Barcelona. En su primer encuentro cara a cara le explicó que él sería el nuevo capitán del equipo, pero que no lo iba a convocar para los amistosos ni para la Copa América de 1983. Tampoco lo hizo en 1984 ni en el comienzo de la temporada 1985, pero sí lo iba a necesitar cuando llegara la hora de jugar por los puntos, en serio: las eliminatorias para México '86. Ahí Diego estrenaría su condición de capitán.

Maradona se sumó a los entrenamientos en Ezeiza (todavía la AFA no tenía su propio predio) y allí lo esperaba el utilero Tito Benrós con un manto sagrado que no usaba desde hacía casi tres años: una camiseta azul, mangas largas, con su inconfundible número 10. Eran camisetas de confección francesa, diseñadas para usar en partidos, pero ante ninguno de los rivales del Grupo 8 Sudamericano (Venezuela, Colombia y Perú) la utilizó. Con esta camiseta azul Diego selló su retorno a la selección después de tres años y el comienzo de su camino hasta convertirse en Leyenda en México.

Mañana de entrenamiento en Ezeiza.

Argentina arrancó con victorias en Venezuela y en Colombia. Incansable, yendo y viniendo de Nápoles a Buenos Aires, Maradona siguió fiel a la celeste y blanca en dos triunfos más, como local ante los mismos rivales. Después, el viaje a Lima, la derrota y el agónico empate ante Perú en el Monumental que selló el pasaje a México. La camiseta azul con la que Diego inició su regreso a la selección, tenía el logo del gallito pero no el nombre Le Coq Sportif debajo, así que quedaron confinadas a usarse en entrenamientos.

Desde la utilería, en una época en la que estas prendas no eran valoradas, fue pasando de mano en mano: de Benrós a un periodista, y de este a un coleccionista. Ávido por saber si era la verdadera, la auténtica, durante la Copa del Mundo 2014 este coleccionista se acercó al Río Center, donde cada noche Diego Maradona conducía su programa De Zurda, del que yo era productor periodístico. Tuve la oportunidad de tener esta prenda en mis manos, se la alcancé a Maradona y le pregunté por ella; la reconoció enseguida: "esta es la que usaba cuando volví a la selección para las eliminatorias. Eran así de abrigadas, no sabés el frío que hacía esas mañanas en el descampado de Ezeiza; mamadera... En un momento se dijo que íbamos a jugar de azul contra Lima en Perú, pero al final no. Si fuese así me la quedaba, porque hubiera terminado toda tironeada por Reyna, ¿te acordás? No podía sacármelo de encima".

Demasiado calurosas para el clima mexicano, de a una estas casacas se fueron yendo de la utilería. Esta joya es el eslabón perdido de la trilogía azul, cuando el sueño de levantar la Copa en el Estadio Azteca iniciaba su sendero hasta hacerse realidad.

Otro manto sagrado del 10

martes, 12 de marzo de 2024

Los nombres del fútbol


¿Cómo se dice o cómo se escribe "fútbol" en otros idiomas?
Esta es una recopilación dinámica, que va creciendo a medida que me aportan más datos chequeados:


  • Afrikaans - sokker
  • Albano - futbollit
  • Alemán - fußball
  • Árabe - كرة القدم (kurat al qadam)
  • Armenio - ֆուտբոլ (futbol)
  • Aymara - phutwul
  • Azerí - futbol
  • Bantu - nhabvu
  • Bosnio - nogomet
  • Bretón - mell-droad
  • Búlgaro - футбол (futbol)
  • Catalán - futbol
  • Checo - kopaná
  • Chino - 足球 (zúqiú)
  • Coreano - 축구 (chook gu)
  • Croata - nogomet
  • Danés - fodbold
  • Eslovaco - fucík
  • Esloveno - nogomet
  • Esperanto - futbalo
  • Estonio - jalgpalli
  • Euskera - futbol
  • Feroés - fótbóltur
  • Finlandés - jalkapallo
  • Francés - football
  • Gaélico - Sacar
  • Galés - pêl-droed
  • Gallego - fútbol
  • Georgiano - ფეხბურთი (pekhburti)
  • Griego - ποδόσφαιρο (podosfero)
  • Groenlandés - Arsaattartut
  • Gujarati - ફૂટબોલ (phūṭabōla)
  • Hebreo - כדורגל (kaduregel)
  • Hindi - फ़ुटबॉल (fútbol)
  • Holandés - voetbal
  • Húngaro - labdarúgás
  • Inglés - football
  • Inglés - soccer
  • Inuktitut - ᐊᔪᒃᑕᖅ (ayoktaq)
  • Islandés - knattspyrna
  • Italiano - calcio
  • Japonés - フットボール (futtoboru)
  • Kazajo - футбол (futbol)
  • Khmer - បាល់ទាត់ (balteat)
  • Kinyarwanda - umupira w’amaguru
  • Kirguiz - Футбо́л (futbol)
  • Kurdo - top
  • Lapón - spábbaciekcan
  • Latín - pediludium
  • Lengadoucian - fosbal
  • Letón - futbols
  • Lingala - motópi
  • Lituano - futbolas
  • Luxemburgués - foussball
  • Maasai - eerata olpira
  • Macedonio - Фудбал (futbal)
  • Malayo - bola sepak
  • Maltés - futbol
  • Mongol - Хөлбөмбөг (khölbömbög)
  • Noruego - fotball
  • Occitano - fotbòl
  • Persa - فوتبال (futbol)
  • Polaco - pilka nozna
  • Portugués - futebol
  • Prouvençau - balompe
  • Punjabi - ਫੁਟਬਾਲ (phuṭabāla)
  • Rumano - fotbal
  • Ruso - футбол (futbol)
  • Samoano - soka
  • Serbio - фудбал (fudbal)
  • Somalí - kubbadda cagta
  • Suahili - mpira wa miguu
  • Sueco - fotboll
  • Sánscrito - पदकन्दुकक्रीडा
  • Tailandés - ฟตบอล (football)
  • Tajik - футбол (futbol)
  • Tamil - காற்பந்தாட்டம் (kāṟpantāṭṭam)
  • Telugu - ఫుట్ బాల్ (phuṭ bāl)
  • Turco - futbol
  • Ucraniano - футбол (futbol)
  • Uzbeko - futbol
  • Vietnamita - bóng dá
  • Zulú - ibhola

  • viernes, 8 de marzo de 2024

    Teófilo Cubillas: el Nene cumple 75 años

    La historia del fútbol del Perú registraba apenas una participación mundialista -la invitación a Uruguay 1930- y la conquista de una Copa América, la que ganó en casa en 1939. Sin embargo, más allá de los resultados obtenidos, siempre buscó una identidad reflejada en el buen trato de la pelota y el juego ofensivo.

    Tres décadas después de ganar ese Sudamericano en Lima, otra de sus buenas selecciones se preparó para un desafío difícil: llegar a la Copa del Mundo 1970 que se jugaría en México. El Grupo 9, correspondiente a Sudamérica, puso a los peruanos junto a Bolivia y a la Argentina, el obvio favorito de todos.

    Un año antes, el 17 de julio de 1968, Brasil había goleado 4-0 a Perú en el Estadio Nacional. Pero en aquella noche limeña debutó en el mediocampo un muchachito de 19 años proveniente de Alianza Lima cuyo rostro desmentía su edad: parecía un nene. Así, el Nene, le pusieron a Teófilo Cubillas, un apodo que lo acompaña hasta el presente.

    Aquella eliminatoria de 1969 produjo una debacle: Perú llegó al último partido en Buenos Aires con un punto más que Argentina, en un clima tenso. Argentina necesitaba la victoria pero confiaba en obtener ese resultado, empujada por el fervor de La Bombonera. Cuando el árbitro pitó el final del 2-2, Perú se quedó con el boleto mundialista. El golpe se había consumado.

    México 1970 fue el primero de los tres Mundiales de Cubillas y el escenario en el que Perú deslumbró al planeta y él demostró su enorme talento. Le marcó goles a Bulgaria, Marruecos (2), Alemania Federal y Brasil, en un partidazo ante quienes terminarían consagrándose campeones.

    Tras aquel inolvidable 4-2 por cuartos de final, Pelé tuvo palabras de alto elogio particularmente dirigidas a Cubillas, a quien mencionó como su "sucesor". Para la FIFA fue el "mejor jugador joven" del certamen.

    El camino mundialista hacia 1974 se terminó pronto ante una fuerte selección de Chile, pero estilo que el Perú desplegaba con Héctor Chumpitaz, Oswaldo Ramírez y Hugo Sotil seguía vivo, bajo la batuta inconfundible del Nene, que seguía creciendo, con su salto al Basel suizo en 1973 y un escalón más arriba, hacia el Porto portugués. Pero la revancha a la ausencia del Mundial 1974 llegó un año más tarde, con la consagración en la Copa América, que no se disputaba desde 1967. Esa pausa de ocho años le quitó chances a la gran generación del fútbol incaico, representada en la sapiencia de Julio Meléndez, y que sumaba a Juan Carlos Oblitas y Percy Rojas como sangre joven.

    La Copa América, que estrenaba el formato sin sede fija con partidos de ida y vuelta, puso en la final a Perú y Colombia. Colombia ganó en Bogotá (1-0) y Perú en Lima (2-0), no contaba la diferencia de gol y fueron a un tercer partido, en Caracas, el 28 de octubre de 1975. Sin permiso de más tiempo de parte del Porto, Cubillas se subió igual al avión junto a sus compañeros, ya habría tiempo de ofrecer explicaciones y disculpas, el sentimiento nacional era más fuerte.
    Perú ganó 1-0 y levantó por segunda vez la ansiada Copa América.

    “Volví a Portugal al día siguiente y me estaban esperando todos los dirigentes y periodistas. Al entrar a la oficina del presidente pensaba que me iba a despedir, pero me felicitó por el título y por todo lo que había hecho por amor a mi país”, confesó Cubillas en entrevista con ESPN.

    El abanico de sus calidades técnicas era amplio: desplegaba una técnica depurada pero también tenía potencia, a la habilidad para el amague y el regate le sumaba un repentino cambio de ritmo, y a todo eso lo coronaba con una capacidad goleadora. Encima, era un caballero.

    En 1977 retornó de Europa para volver a vestir la casaca de Alianza Lima. Y con los pergaminos de campeón sudamericano, Perú llegó al Mundial Argentina 1978, donde realizó una muy buena fase de grupos. Dos goles del Nene a Escocia y tres a Irán en sendas victorias le dieron el pase a la ronda semifinal. Sumaba así 10 goles mundialistas, una cifra que solamente alcanzaron él y otros 14 jugadores en la historia.

    En esa segunda ronda la selección decayó físicamente, su nivel no fue el mismo, y fue superada por Brasil, Polonia y Argentina, que terminaría quedándose con el trofeo.

    En 1979 el Nene tendría un nuevo destino: los Estados Unidos, donde jugaría hasta retirarse. En esa temporada se estrenó con los Fort Lauderdale Strikers, que competía en la North American Soccer League (NASL). Pero no se alejaba de la Bicolor: en 1981 Perú pegó otro golpe camino a España 1982: eliminó a Uruguay. No pudo marcar en el Mundial, y con dos empates (ante Camerún e Italia) y una dura derrota ante Polonia, cerró su historial en la máxima Copa de la FIFA.

    La despedida de España significó también el punto final a su carrera con la selección, a la que defendió en 81 partidos. Sus 26 goles sirvieron para erigirse en el máximo goleador del equipo nacional, superando al histórico Teodoro Lolo Fernández (24). Años más tarde, con calendarios con muchos más partidos por temporada, la marca de Cubillas fue sobrepasada por Paolo Guerrero (39 goles, todavía activo) y Jefferson Farfán (27).

    En 1986 anunció su retiro oficial, a los 36 años. Tuvo su partido despedida junto a grandes estrellas, pero en 1987 volvió: a la tragedia aérea en la que murieron todos los jugadores de Alianza Lima, hizo que Cubillas sintiera el deber de ponerse nuevamente la casaca blanquiazul para las 13 fechas que faltaban jugarse por el campeonato peruano. Su último gol con Alianza Lima fue el 20 de marzo de 1988, en el estadio Nacional.

    Para cerrar su etapa en la Florida, donde se radicó, durante 1988 defendió de vuelta a los Fort Lauderdale Strikers en la American Soccer League. Y entonces sí, se retiró definitivamente a los cuarenta años en 1989, con el Miami Sharks.

    La federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol lo considera como el mejor futbolista peruano del siglo XX. Los hinchas de ese país no precisan de títulos ni de estadísticas para tenerlo en su altar mayor. 8 de marzo de 2024: Teófilo Cubillas, el jugador más grande de la historia del fútbol peruano, cumple 75 años. Pero para los amantes del buen fútbol sigue siendo el Nene.